
Hay que tener en cuenta que, desde el parto, la hembra pasa meses sin comer y dando de mamar a la cría, lo que justifica la falta de fertilidad si no ha logrado almacenar la grasa necesaria.
Y como estos animales se aparean entre abril y mayo, pero los óvulos no se fertilizan hasta septiembre (implantación diferida), se dan muchos casos de hembras apareadas pero no fertilizadas después, habiendo alcanzado en pocas décadas una disminución de la tasa de natalidad del un 15%.

En la última lista de los 10 principales animales en peligro de extinción debido al cambio climático, publicada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en español aquí), el oso polar ocupa el primer puesto de la lista, e indican que, si el cambio continúa su curso actual, la especie va a desaparecer dentro de 75 años.

Aunque raramente ha atacado al hombre (y esos casos corresponden casi todos a animales heridos previamente por el hombre mismo), hasta hace unos años su caza masiva, incluso desde barcos y helicópteros, hizo descender tanto su número que pasó a especie en peligro de extinción, por lo que se prohibió su caza.
Pero ahora parece que vuelve a situarse en la misma posición por diferente motivo.
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